Porque hoy vine
por las cinco letras que te nombran
es el canto de pasión una aventura:
mientras las Cibeles cruzan el desierto del espacio
y con mi ropón de besos
cubro tu espalda ancha
como el universo que lleva impreso.
Hoy vine a rescatarme en ti
de las mentiras que me describen
y los hechizos de las arpías
que se acercan para nombrarme falsa,
porque no me siento yo
si no soy provocadora.
Entonces te seduzco
para penetrar cada uno de tus planetas
y resbalarme por la fragilidad de los deseos.
Mientras sigo esperándote en esa esquina
pasan las paridoras de vida
las mutiladoras de esperanzas
envi-diosas de tu piel.
Y me contengo
diez centímetros más en los tacones,
en la vida que se mece
con cara de espejismo.
¿A dónde vamos?
Más allá
donde nos hizo coincidir el destino a besos
donde me nombras y tu voz
hace eco,
tomada de tu mano
como del lazo que me sujeta a la existencia.
Canto por las cinco letras que te nombran:
soy la mujer que baila y vocaliza vendada
en la cuerda floja.